Corrupción y “puertas giratorias”

La ‘puerta giratoria’ (como se denomina a la práctica de pasar desde el cargo público al cargo privado en una empresa que se benefició de nuestras decisiones gubernamentales) no deja de girar. El concepto de “Puerta giratoria” hace referencia, en un principio, al hecho de privatizar un sector público, marcharse de la política y fichar por la empresa que gestiona el sector público que uno mismo privatizó. La figura se complementa con los casos de las adjudicaciones de contratos de obras y servicios que debe prestar la Administración a determinadas empresas, de las que luego el político termina formando parte.  Absolutamente inmoral, en el mejor de los casos, este privilegio de la casta dirigente (formada por empresarios-políticos) se ha convertido en tristemente habitual dentro de la vida pública de muchos países llamados democráticos. Mientras este perverso mecanismo exista la intencionalidad real de los gobiernos a la hora de tomar decisiones estará permanentemente bajo sospecha. Ya no se trata solo de lo que los dirigentes ingresen en A o en “B” durante sus mandatos sino, sobre todo, de los suculentos beneficios privados y personales que obtendrán cuando dejen de estar bajo los focos mediáticos. Por supuesto nadie debería olvidar que tan culpable es el corruptor como el corrompido ya que ambos se benefician por igual del expolio. Aquí un pequeño listado, solo de ministros, de los últimos años:

Otro caso espectacular es el del Ministro de la Guerra Pedro Morenés, que no figura en esa relación. Si ampliáramos la lista con ejemplos tomados de otros ámbitos de la organización territorial del Estado ésta sería interminable. ¿Qué intereses les movían a todos ell@s mientras ejercieron sus cargos?, ¿Buscaban el bien común o simplemente labrarse su propio futuro dorado?. No es imposible luchar contra esto. Una organización política horizontal, transparente y democrática de la sociedad, el repudio colectivo de estos personajes, una potente ley de incompatibilidades que entra en vigor tras abandonar sus cargos públicos o, en su defecto, abultadísimas sanciones para las empresas que incurrieran en tal práctica corruptora constituyen vías de solución. Algo similar puede ocurrir con los casos de fraude y evasión fiscal. A menudo se argumenta que no es posible combatir contra ello porque son decisiones que dependen del acuerdo de muchos países, lo cual trasciende el ámbito de decisión de un solo Estado. Pero ¿No podrían expropiarse automáticamente los bienes que el defraudador posee en, por ejemplo, el estado español, sin posibilidad de prescripción del delito?. Estas castas solo podrán seguir lucrándose mientras nosotr@s se lo permitamos con nuestra resignación, nuestro consentimiento y nuestros votos. Presión popular y conciencia política son las recetas.  Es posible


Sabino Cuadra: "¿Por qué no están los banqueros que han robado en la cárcel?"




Publicado el 13/06/2012
Intervención de Sabino Cuadra en el pleno del 12 de junio de 2012 en la que habla sobre el robo realizado por los banqueros.

Jesús Quintero entrevista a Isabel Pisano 1 de 2



Jesús Quintero "El loco soy yo" programa de Canal Sur2 TV (22/09/2011)

Isabel Pisano, escritora, periodista, corresponsal de guerra, ex esposa del compositor Waldo de los Ríos y amiga intima de Yasser Arafat.

Habla sobre Libia y su lider Gadaffi y las falsedades de los medios, la farsa que es esta democracia y los crímenes de este sistema perpetrados en Libia y también en Palestina.

Acumulación por desposesión


(Artículo de Rubén Martínez. Leer aquí texto completo en su fuente original)

Desposeídos de la cultura, desposeídos de la sanidad, desposeídos de la educación, desposeídos de la propiedad, desposeídos de nuestro cuerpo, desposeídos de nuestra dignidad, desposeídos de nuestros derechos, desposeídos de otra posibilidad. La historia del capitalismo es la historia de una continua desposesión, la historia de una continua extracción de aquello producido colectivamente. Sin esa continua acumulación por desposesión, sin los decretos, rumbos institucionales y tácticas capitalistas para cercar y extraer renta de la producción social, el régimen de acumulación capitalista no podría mantenerse. Esa es la esencia de un modelo injusto en su origen e injusto en su desarrollo histórico.
El derecho a la bancarrota, la desobediencia a la estafa financiera, la lucha de las clases desposeídas, la constitución de un movimiento de escala terráquea que tome como objetivo un régimen de existencia basado en la producción, conservación y gestión de los bienes comunes, esos son los objetivos políticos que deben movilizarnos hoy. Lo que es deseable no es un mundo sin mercados y sin derechos, sino un mundo sin capitalismo. Mercados que respondan a necesidades y no fijados como medios abiertos a la explotación y la especulación; derechos que sirvan para confirmarnos como una sociedad justa y no como pretextos para la desposesión. Lo deseable es la absoluta desaparición del robo institucionalizado como única forma de vida, el juicio a un crimen histórico que logra permanecer invisible y que el actual cambio de época no va a dejar impune.

Nos roban por encima de nuestras posibilidades...


Desde 1994 a 2006 los salarios reales cayeron un 7%. El empobrecimiento real de la población no se refleja en las estadísticas…
  1. Durante la década de los 2000, hemos perdido 28.000 millones de euros cada año por las sucesivas bajadas de impuestos a las rentas más altas. Con este dinero los recortes seríaninnecesarios.
  2. Los niveles de desigualdad de España se encuentra a niveles de1947. El 0,01% más rico concentra tanta riqueza como en los peores años de la Dictadura.
  3. El 10% más rico posee, oficialmente, el 42% de la riquezaespañola. Sin contar la riqueza evadida o defraudada ni las propiedades de las empresas.
  4. Unas 1.400 personas (el 0,0035% de la población española)controlan los recursos económicos, financieros y de producción equivalentes al 80,5% del PIB.
  5. Tan sólo, el 28% de los ingresos de las rentas más altasproceden del trabajo. La mayoría de sus ingresos proceden de laespeculación. Y, ese dinero no se invierte en crear empleo ni empresas.
  6. La reforma constitucional aprobada entrega la soberanía española a los usureros y prestamistas de turno. Antes de pagar pensiones, sanidad o colegios tendremos que pagar a los famosos ‘mercados’, es decir, al Santander, al BBVA, a losbancos holandeses y alemanes; a los grandes patrimonios, aBotín, a Rato, a Goirigolzarri, Fainé, González, al dueño de ZaraMango, etc.
  7. En 20 años, el tipo más alto del IRPF ha bajado del 65% al, actual, 45%. Pero, es que los ricos no pagan impuestos en el IRPF, sino que, los evaden mediante sociedades patrimonialesparaísos fiscales.
  8. En España, cada año se han defraudado 72.000 millones de euros. Ahora, el gobierno amnistía a los delincuentes, renunciando a estos ingresos y acentuando los recortes sociales…
  9. El gobierno ‘blanquea’ el dinero de las grandes fortunas y empresas, se dan 10.000 millones a Bankia y 146.000 millones más en ayudas y avales al sector financiero, se salvan las ruinosas inversiones de las concesionarias privadas de autopistas con la implantación de peajes, se privatiza la sanidad a manos de empresas con ramificaciones en importantes cargos políticos a un coste muy superior al actual, etc. etc.
… Mientras, el gobierno deja sin sanidad a diversos colectivos, condenando a muchas personas a una muerte segura, y regala a lausura de los bancos nuevos nichos de negocio: justicia, sanidad y educación; poniendo barreras financieras a derechos básicos como la salud, la educación y la tutela judicial efectiva. Asalta los medios de comunicación públicos para desinformar y manipular a la población negándoles el derecho a la información. Modifica el Código Penal para aumentar la represión de los que protestan ante tanta tropelía, no aceptando sumisamente, lo que dicen, se hace por ‘nuestro bien’; poniendo en entredicho el derecho a la presunción de inocencia y la libertad de manifestación. Además, deja a los ancianos y discapacitados sin ayudas y cumple el sueño del FMI: vivimos demasiado, somos un riesgo para la estabilidad financiera, hay que eliminarnos silenciosamente…



Red Autogestionada Anti-Privatización de la Sanidad

Red Autogestionada Anti-Privatización de la Sanidad

La ONU acusa a Rajoy de llevar a la pobreza al 21,8 % de los españoles


Hasta la ONU, controlada por unos imperialistas fascistas que se oponen a su democratización, nos está diciendo que el Gobierno del PP nos está llevando a la pobreza, un Gobierno del PP que ya en el mandato de Aznar nos llevó y nos hizo cómplices de una invasión a Iraq que asesinó, incluso empleando armas de destrucción masiva y con uranio, a miles y miles de seres inocentes.




Estamos en manos de delincuentes, Arcadi Olivares



Rescatémonos del secuestro bancario e imperialista europeo


Los acontecimientos se precipitan por momentos en lo referente a la crisis capitalista en el Estado español. Las polémicas desatadas por la pretensión gubernamental de hacernos creer que la intervención europea pactada el sábado pasado era un regalo del cielo y que no conllevaría más recortes sociales quedaron superadas cuando días más tarde el “reino de España” queda al borde del “bono basura”. Pero más allá (o más acá) de las estupideces de Rajoy, la verdad es que casi todo en esta polémica huele a falso. Y es que la gravedad e intensidad de la crisis sistémica capitalista es tal, que también pringa como nunca a las propias explicaciones y alternativas que se postulan para superar aquélla.
En ese sentido, la primera gran tarea que tenemos por delante los trabajadores es, efectivamente, la de un RESCATE: el de nuestra independencia de clase, el de nuestra memoria histórica, el de nuestra soberanía; en definitiva, el de nuestras propias explicaciones y soluciones. Esto pasa, evidentemente, por mantener distancia en primer lugar con respecto a aquellos que solo aspiran a seguir gestionando el Estado para mantener su cuota de parasitismo, y que cada vez ven más difícil preservarla. Pero también con respecto a otros que propugnan un reformismo estrecho, cada vez más imposible dentro del capitalismo, llegando hasta echar mano de “teóricos del crecimiento”, como el economista norteamericano Krugman (hipercrítico de Berlín), quien “olvida” cómo históricamente se han financiado (y se financian) los programas anti-austeridad de “las clases medias” en países como el suyo. (Ver “El mito de la vuelta al 'Estado del bienestar'” http://redroja.net/index.php/comunicados/831-el-mito-de-la-vuelta-al-estado-del-bienestar-otro-capitalismo-es-imposible).
En medio de tanta “polémica de altura”, creemos pertinente realizar las siguientes puntualizaciones en línea con nuestra declaración del 2 de junio “Qué hacer ante un sistema que agoniza” http://redroja.net/index.php/comunicados/990-declaracion-politica-de-la-coordinadora-estatal-que-hacer-ante-un-sistema-que-agoniza.
  1. La “intervención europea” en el Estado español no se hace para evitar su quiebra, sino, entre otras cosas, porque los acreedores se quieren posicionar lo más favorablemente posible ante una eventual quiebra. En nuestra reciente declaración ya hablábamos del mecanismo de la deuda como último refugio del negocio capitalista para sortear la imposibilidad de asegurar una tasa creciente de ganancia por vías normales de producción. La enigmática multimillonaria “ayuda financiera” europea al Estado español es una herramienta-papel (como todo crédito) con el que, sobre todo, los capitales centrales europeos se quieren asegurar que lo que el Estado español trasvasa dereal riqueza, en forma de intereses, vaya a ellos en dura competencia con otros acreedores. Precisamente una de las condiciones en letra pequeña tiene que ver con la prioridad en los pagos de intereses. Por eso la prima de riesgo no baja. Y son los fondos y agencias de origen anglosajón los primeros en recordarlo.
  2. También hemos señalado que en el plano estrictamente bancario asistimos a una feroz competencia tanto a nivel estatal como internacional.Sobran tiburones financieros y no digamos los pequeños escualos tipo Cajas. El “saneamiento” de la banca y su reestructuración, que hunde aún más al pueblo trabajador en la miseria, pues quiere hacerse a su costa, persigue que la operación les salga gratis a los grandes capitales financieros para deshacerse de competidores. Dada la imbricación a diferentes niveles con el “mundo de la política nacional” de bancos y Cajas, esta reconversión no se hace sin fuertes resistencias, incluso personales, que precisan de imposiciones venidas de instancias europeas; he aquí otra condición en forma de letra pequeña de los préstamos decididos en Berlín.
  3. No es posible pues aclararnos en toda esta riada de acontecimientos financieros sin tener en cuenta a la vez la relación de la particular crisis financiera con la crisis general histórica del capitalismo y su traducción en las luchas interimperialistas, que incluyen las diferencias entre los bloques anglosajón y centroeuropeo (este, en torno principalmente a Alemania). Son contradicciones que al tiempo que agravan el coste social agrietan la propia estabilidad global del capitalismo y que debemos saber aprovechar para la construcción del poder popular.
  4. En este contexto, hasta el debate internacional entre una política de rigor por un euro fuerte y las políticas expansivas de crecimiento anti-austeridad -que curiosamente ahora vienen de países como EEUU- es una expresión del desfase entre un imperialismo euroalemán que no termina de afianzarse y un imperialismo norteamericano que fuerza su hegemonía utilizando su capacidad para financiarse gratis por todo el mundo mediante la impresión del dólar, artificialmente mantenido como divisa reina. En cualquier caso, no es posible ya, sin sustraerse a los dictados del capitalismo internacional en su conjunto, implementar políticas de crecimiento social.
  5. En lo que nos toca, es prioritario desenmascarar el carácter exclusivamente imperialista tanto del euro como del conjunto de instituciones de la Unión Europea, que a menudo se han utilizado como contrapunto a la vía yanqui de desarrollo capitalista. La suerte de nuestros pueblos pasa por ir acercando la perspectiva socialista. Y no cabe desangrarse más mientras de forma idealista se sueña con que sea posible una política reformista dentro de un proyecto cien por cien imperialista donde, además, Estados como el nuestro caminan a pasos agigantados hacia la nueva periferia tercermundista.
  6. La crisis social que vivimos no es ningún flagelo bíblico que no podamos evitar. Es exclusivamente el resultado del capitalismo dominado por su fracción más parasitaria e inútil: la financiera. La única vía de solución popular de esta dramática situación –como apuntamos en nuestra declaración del 2 de junio– pasa por:
              - la fusión en un potente movimiento popular de todas las luchas sectoriales contra las privatizaciones y los recortes sociales, sin ningún tipo de complejo a la hora de señalar la única razón por los que se llevan a cabo: para trasvasar recursos a grandes magnates y banqueros;
              - por una construcción de redes de solidaridad para no dejar caer a nadie en la estacada del hambre, del desahucio y de la exclusión social en nuestros barrios y pueblos;
              - y por una serie de puntos mínimos de política general de urgencia, en el camino de la construcción del socialismo, como los que siguen:
              ·Expropiación de la banca y creación de una banca pública que contribuya durante un primer período a reactivar la vida económico-social paralizada por el colapso financiero capitalista.
              ·Declaración de la DEUDA contraída por la banca y los actuales detentadores del Estado español como ILEGÍTIMA y, en consecuencia, no pagarla, tal como han hecho países del movimiento bolivariano en América Latina.
              · Salida del euro, de la UE y de la OTAN.
              La crisis es sólo de ellos; la solución es exclusivamente nuestra.
              CONSTRUYAMOS PODER POPULAR


              ISLANDIA TRIPLICARA SU CRECIMIENTO EN 2012 TRAS ENCARCELAR A POLITICOS Y BANQUEROS


              Islandia consiguió acabar con un gobierno corrupto y parásito. Encerró a los responsables de la crisis financiera en la cárcel. Empezó a redactar una nueva Constitución hecha por ellos y para ellos. Y hoy, gracias a la movilización, será el país más próspero de un occidente sometido a una tenaz crisis de la deuda. Es la ciudadanía islandesa,cuya revuelta en 2008 fue silenciada en Europa por temor a que muchos tomaran nota. Pero lo lograron, gracias a la fuerza de toda una nación, lo que empezó siendo crisis se convirtió en oportunidad. Una oportunidad que los movimientos altermundistas han observado con atención y lo han puesto como modelo realista a seguir.
              Desde En Positivo, consideramos que la historia de Islandia es una de las más buenas noticias de los tiempos que corren. Sobretodo después de saber que según las previsiones de la Comisión Europea, este país del norte atlántico, cerrará el 2011 con un crecimiento del 2,1% y que en 2012, este crecimiento será del 1,5%, una cifra que supera el triple que la de los países de la zona euro. La tendencia al crecimiento aumentará incluso en 2013, cuando está previsto que alcance el 2,7%. Los analistas aseveran que la economía islandesa sigue mostrando síntomas de desequilibrio. Y que la incertidumbre sigue presente en los mercados. Sin embargo, ha vuelto a generar empleo y la deuda pública ha ido disminuyendo de forma palpable.
              Este pequeño país del periférico ártico rechazó rescatar a los bancos. Los dejó caer y aplicó la justicia sobre quienes habían provocado ciertos descalabros y desmanes financieros. Los matices de la historia islandesa de los últimos años son múltiples. A pesar de trascender parte de los resultados que todo el movimiento social ha conseguido, poco se ha hablado del esfuerzo que este pueblo ha realizado. Del límite que alcanzaron con la crisis y de las múltiples batallas que todavía están por resolver. Sin embargo, lo que es digno de mención es la historia que habla de un pueblo capaz de comenzar a escribir su propio futuro, sin quedar a merced de lo que se decida en despachos alejados de la realidad ciudadana. Y aunque sigan existiendo agujeros por llenar y oscuros por iluminar.
              La revuelta islandesa no ha causado otras víctimas que los políticos y los hombres de finanzas. No ha vertido ninguna gota de sangre. No ha sido tan llamativa como las de la Primavera Árabe. Ni siquiera ha tenido rastro de mediática, pues los medios han pasado por encima de puntillas. Sin embargo, ha conseguido sus objetivos de forma limpia y ejemplar.
              Hoy por hoy, su caso bien puede ser el camino ilustrativo de los indignados españoles, de los movimientos de Occupy Wall Street y de quienes exigen justicia social y justicia económica en todo el mundo.


              Centella señala en la presentación del recurso de inconstitucionalidad contra la reforma laboral que se busca parar una ley "nociva para la ciudadanía, los trabajadores y sus derechos"


              Los Grupos Parlamentarios Socialista y de Izquierda Unida, ICV-EUiA, CHA han registrado hoy ante el Tribunal Constitucional un recurso de inconstitucionalidad contra la reforma del mercado laboral impulsada por el Gobierno del PP. El recuso considera contrarios a la Constitución hasta nueve artículos de la citada reforma por vulnerar una decena de preceptos constitucionales.

              El recurso fue registrado en la sede del Alto Tribunal por los portavoces parlamentarios de IU, ICV-EUiA, CHA, José Luis Centella, Joan Coscubiela y Chesús Yuste, respectivamente, por la portavoz socialista en el Congreso, Soraya Rodríguez y el secretario general de su grupo, Eduardo Madina.

              Desde ambos grupos se coincidió en valorar que la reforma laboral puesta en marcha por el Ejecutivo de Mariano Rajoy “vulnera el modelo democrático de relaciones laborales y quita derechos importantes tanto a los trabajadores como a los sindicatos”.

              En nombre de IU, ICV-EUiA, CHA su portavoz, José Luis Centella, reprochó fundamentalmente al Gobierno que “legisle contra las personas y contra la Constitución, al haber organizado un verdadero golpe constitucional de manera que lo que hoy son derechos reconocidos pasen a ser elementos por los que haya que pelear”.

              Centella señaló que este recurso se presenta para “poner las cosas en su sitio” y para impedir que, en el fondo, el PP pretenda “modificar la Constitución” a través de otras leyes paralelas como la reforma del mercado laboral.

              Para el diputado de IU, esta reforma “establece en la práctica una nueva legislación que es claramente nociva para la ciudadanía, los trabajadores y sus derechos laborales”.

              Los nueve artículos de la reforma laboral recurridos son el 14.1, el 12.1, el 14.2, la disposición final cuarta, la previsión del artículo 4.3, el artículo 18.3, los artículos 18.8 y 23.1 y la disposición adicional tercera.

              El texto del recurso incide en los elementos negativos del artículo 14.1, que atribuye a la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos o a los órganos correspondientes de las comunidades autónomas la facultad de acordar la inaplicación de los pactados a través de convenio colectivo.

              Algo similar ocurre con el artículo 14.2, que recoge la preferencia absoluta e incondicional del convenio colectivo de empresa respecto de otros ámbitos o niveles regionales.

              Se señala también que el artículo 12.1 vulnera el reconocimiento constitucional de la fuerza vinculante de los convenios colectivos, el ejercicio de la actividad sindical y el derecho a la actividad judicial efectiva.

              Se rechaza la disposición final cuarta, que declara como nulas y sin efectos de las cláusulas de los convenios colectivos que posibiliten la extinción del contrato de trabajo por cumplimiento de la edad ordinaria fijada en la normativa de Seguridad Social.

              El recurso también incluye la previsión del artículo 4.3 en virtud de la cual el contrato de apoyo a los emprendedores debe incorporar un periodo de prueba de ‘un año en todo caso’ vulnerando así tres preceptos constitucionales como son el derecho al trabajo, el derecho a la negociación colectiva y el derecho a la tutela judicial efectiva.

              El artículo 18.3 modifica los términos en los que se defienden las causas económicas, técnicas, organizativas o de producción que justifican el recurso a las modalidades extintivas colectiva y objetivas reguladas. “Esta nueva regulación prescinde del elemento de causalidad en la delimitación de estos motivos económicos y empresariales para el despido”, según se indica en el extracto de los fundamentos jurídicos del recurso.

              También se recurren los artículos 18.8 y 23.1 relativos a los salarios de tramitación ante los efectos del despido declarado improcedente, “que favorece la extinción definitiva de la relación laboral”.

              (En la foto, el diputado de IU por Sevilla, José Luis Centella, en la presentación del recurso de inconstitucionalidad de la reforma laboral)

              > Texto del recurso de inconstitucionalidad


              Destituciones y nuevas constituciones


              El Fantasma de América Latina recorre europa 
              Los movimientos sociales no sólo ejercían el “poder destituyente”. También se convertían en “poder constituyente”. La demanda de “refundar el país” a través de la convocatoria de una Asamblea Constituyente se convirtió en una de las principales reivindicaciones de estos movimientos”.
                           
                         ¿Es posible construir desde abajo un proceso constituyente, inventar otras “reglas del juego”? Pasen y vean lo que ocurrió en América Latina. (de Diagonal)
              Primero las “pequeñas diferencias”, como diría John Travolta en Pulp FictionEn la Argentina pre corralito nadie hablaba de “prima de riesgo”, lo llamaban “riesgo país”. Nadie hubiera entendido un titular con la palabra “rescate”, lo llamaban “salvataje” o “megacanje”. Pero en todos lados significa más o menos lo mismo: financiación internacional a cambio de priorizar el pago de la deuda, reducir el gasto social, congelar salarios, aumentar el IVA, facilitar el despido, desregular y privatizar.
              Manuela Gallegos fue una de las “forajidas” que formó parte de la revuelta que destituyó al presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez en 2005. Esta activista identifica semejanzas entre este movimiento y el 15M español. “Era una forma de decir ’ya basta’, no me fastidien más, dejen de tomar mi voto como el poder de ustedes para hacer lo que les da la gana”, cuenta a DIAGONAL. Pero también señala una de las grandes diferencias: “En España es más difícil, porque la institucionalidad es mucho más fuerte, aquí no había nada”.
              Hasta 1997, “la opinión mayoritaria sostenía que no se podía derrocar un Gobierno en el Ecuador”, dice Edgar Isch, del partido Movimiento Popular Democrático. Se equivocaban. Ese año una coalición liderada por el movimiento indígena y apoyada por la clase media y diversos sectores políticos consiguió desalojar del poder a Abdalá Bucaram. Lo mismo ocurrió con Jamil Mahuad en 2000. Y con Lucio Gutiérrez en 2005. Los tres llegaron al Gobierno prometiendo política social y transparencia, dos de ellos incluso “el fin de la oligarquía”. Todos realizaron las mismas políticas neoliberales salpicadas de escandalosos casos de corrupción.
              En el peor momento de la crisis ecuatoriana, tras diez años de políticas neoliberales, la pobreza afectaba al 70% de la población. En tres años, un millón y medio de ecuatorianos había tenido que emigrar. La especulación, al igual que en Argentina, era el negocio más rentable. La burbuja estaba a punto de estallar.
              En noviembre de 1998, los grupos financieros, que “controlaban la economía y el sistema político”, consiguieron que el Estado asumiera todas las deudas de las entidades financieras, según cuenta a DIAGONAL el economista Pablo Dávalos. Una vez conseguido esto, “los bancos se retiraron” y todo el sistema cayó.
              “Era el fracaso del Consenso de Washington”, dice Dávalos. “Lo más interesante es que esa clase media que perdió los ahorros de su vida también perdió la confianza en el sistema político. Pensaban que el neoliberalismo era una cuestión de otros países, una cuestión de los más pobres. Cuando el neoliberalismo llegó y les golpeó en los bolsillos, ahí la clase media se dio cuenta de que lo que siempre habían dicho los grupos de izquierda era cierto”. Lo mismo ocurrió en la Argentina del corralito en diciembre de 2001.
              “There is no alternative”, decía Thatcher
              El politólogo Francis Fukuyama sostenía en 1989 que después de la caída del “socialismo real” nadie podría impedir el avance del liberalismo económico. Pero un nuevo sujeto político crecía en el desierto dejado por la crisis del sindicalismo, víctima de un modelo que había creado un auténtico ejército de personas excluidas, que sobrevivían en el mercado informal o se veían abocadas al desempleo.
              En Argentina fueron las organizaciones de desempleados. En Ecuador, el movimiento indígena. En Bolivia, el movimiento indígena y las organizaciones vecinales de El Alto y Cochabamba. Todos estos movimientos consiguieron de alguna forma dejar en evidencia a Fukuyama. En Argentina, en diciembre de 2001 era destituido Fernando De la Rúa. En Bolivia en octubre de 2003 caía Gonzalo Sánchez de Lozada. Igual que cayó dos años más tarde Carlos Mesa, también en Bolivia.
              Los movimientos sociales no sólo ejercían el “poder destituyente”. También se convertían en “poder constituyente”. La demanda de “refundar el país” a través de la convocatoria de una Asamblea Constituyente se convirtió en una de las principales reivindicaciones de estos movimientos.
              Destituir y constituir
              En muchos países de la región la aplicación de las políticas neoliberales terminó por destruir a los partidos políticos tradicionales, que habían acaparado el poder con diversos acuerdos de alternancia política. En el caso de Venezuela, tras el hundimiento del bipartidismo, el proceso constituyente se abrió sin necesidad de unos movimientos que demostraran su capacidad de tumbar gobiernos. En el caso de Ecuador y Bolivia, destituciones y nuevas constituciones fueron de la mano. Aunque no siempre con los resultados esperados.

              Para la activista feminista Julieta Paredes, la Asamblea Constituyente en Bolivia, entre 2006 y 2007, fue el punto culminante de la participación popular. “El proceso de la nueva Constitución significó desmitificar los libros sagrados. Pudimos escribir nuestras ideas, nuestra concepción de la sociedad, aunque éramos analfabetas, analfabetos… Y lo que se puede escribir mañana lo podemos borrar y reescribir”, dice a DIAGONAL.
              En diciembre de 2007, la Constitución fue entregada al presidente Evo Morales, pero fue bloqueada durante más de un año por los parlamentarios de derecha. En 2008, el mismo día que una gigantesca marcha rodeaba el Congreso, los partidos llegaron a un acuerdo en el interior del edificio: la derecha destrabaría la nueva Constitución a cambio de unos “ajustes” en el texto. Entre los cambios más polémicos se encontraba la legalización de los transgénicos y de los latifundios existentes hasta la fecha, sin importar su tamaño.
              Pese a las modificaciones de última hora, la nueva Constitución boliviana seguía recogiendo históricas demandas de los movimientos. Entre ellas,la prohibición de privatizar el agua, una mayor participación del Estado en la economía, la protección de la hoja de coca, la prohibición de bases militares extranjeras y la figura del referéndum revocatorio para todos los cargos electos, un derecho ciudadano que comparten las constituciones de Venezuela y Ecuador.
              ¿Constitución verde o papel mojado?
              Igual de participativo fue el proceso en Ecuador, sobre todo en comparación con los anteriores, relata a DIAGONAL el presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta. Aunque el movimiento indígena tuvo apenas cinco representantes, muchas de sus demandas se vieron reflejadas. La principal fue el reconocimiento de Ecuador como un Estado “plurinacional”.
              Otras demandas de los movimientos sociales que fueron recogidas en la Carta Magna fueron el reconocimiento de los “derechos de la naturaleza”,la prohibición de transgénicos, de la tercerización laboral y de bases militares extranjeras, así como un mayor control del Estado sobre los recursos naturales y los sectores estratégicos como la energía o el agua, que no podría ser privatizada.
              Una vez aprobada la nueva Constitución, el frente común entre los movimientos sociales y el Gobierno de Rafael Correa no tardó en romperse. Frente a los “derechos de la naturaleza” consagrados en el texto constitucional, el Gobierno de Correa ha optado, según define Alberto Acosta, por un “extractivismo del siglo XXI”, donde la minería trasnacional, la extracción de petróleo o las grandes superficies agrícolas destinadas a la exportación son las prioridades. Frente al “derecho a la resistencia”, también reconocido en la nueva Constitución, el Gobierno sostiene procesos por “terrorismo” contra centenares de activistas por oponerse a la entrada de mineras y petroleras en sus territorios.
              “Hemos creído que sólo con la elección de un presidente las cosas iban a cambiar, o que con la aprobación de una nueva Constitución la sociedad ya es diferente, lo cual no es cierto”, dice Acosta. “Y ahí viene el problema mayor, no es el presidente que no cumple la Constitución, no es su Gobierno que no la acepta, es una sociedad que todavía no ha comprendido que la Constitución es una caja de herramientas para construir democráticamente una sociedad democrática”, concluye.




              Madrid vuelve a llenarse para exigir la dimisión del Gobierno y un proceso constituyente

              Miles de personas volvieron a concentrarse por segundo día consecutivo en los alrededores del parlamento español para exigir la dimisión en bloque del Gobierno y la apertura de un proceso constituyente.



              La multitud se congregó en torno a la plaza de Neptuno y las calles aledañas, ocupando casi la totalidad de la plaza hasta las vallas que la policía instaló para evitar el acceso de los manifestantes al parlamento.
              Los asistentes gritaron consignas como “Gobierno dimisión”, “Rajoy cobarde, la calle está que arde”, “libertad detenidos” y “sinvergüenzas”, en referencia a los agentes situados en el cordón policial frente a la valla que impide el acceso al edificio.
              Los congregados, que fueron convocados a través de las redes sociales por la coordinadora 25S, portaban pancartas con lemas como “Abrir un proceso constituyente”, “Dimisión”, “Democracia” o “Roban, pegan y … nos ‘representan’!”.
              Los concentrados reclamaron, además, la puesta en libertad de los manifestantes que fueron detenidos el martes por la Policía, en la primera de las concentraciones y tras las cargas policiales.

              Llamado a la Huelga General

              Un nutrido grupo de sindicalistas con banderas y símbolos de los sindicatos CNT y CGT ha llegado pasadas las 20.30 horas a la plaza de Neptuno.
              Los sindicatos CNT y CGT habían convocado una protesta en apoyo a la huelga general celebrada este miércoles en el País Vasco y Navarra contra la reforma laboral, los recortes y el llamado “pacto social”.
              La manifestación ha discurrido entre la plaza Jacinto Benavente, Atocha y Neptuno.
              También llevaban una pancarta de una gran dimensión, firmada por la CGT, en la que se podía leer ‘Por un ferrocarril público y social. Privatización no’. El lema de otra pancarta de este mismo sindicato, en esta ocasión en la cabecera, rezaba ‘No sobran empleados públicos, faltan servicios’.





              Evo Morales: "El primer terrorista en el mundo es el Gobierno de EE.UU."


              EE.UU. ha intervenido en Libia por el petróleo, ha denunciado este miércoles el presidente de Bolivia, Evo Morales, ante la Asamblea General de la ONU y tachó al Gobierno estadounidense de "el primer terrorista en el mundo que practica el terrorismo de Estado".

              También criticó el embargo económico impuesto por Washington a Cuba y lo calificó de "bloqueo genocida, fracasado y violatorio de todo un pueblo". Además, rechazó la inclusión de Bolivia en la 'lista negra' de Washington de los países que fracasaron en la lucha antidrogas, calificando esa medida de "decisión política": "En algunos países ha crecido la plantación de coca y EE.UU. lo rectifica. Bolivia la ha bajado y EE.UU. nos desertifica". Puntualizó que el Estado ha logrado reducir la superficie cultivada de coca "sin muertos y heridos y respetando los derechos humanos". 

              Defendió el "consumo legal" de la hoja de coca y los proyectos que buscan la comercialización lícita de este producto tradicional boliviano. "No puede haber cero producción de hoja de coca", recalcó. "No habrá libre cultivo de coca, pero tampoco habrá 'coca cero'", detalló. Insistió en que la hoja de coca debe ser preservada en el territorio boliviano para fines medicinales y acentuó que "la hoja de coca no es cocaína".

              Otro tema que ha abordado el mandatario en su discurso ha sido la situación económica en Bolivia y en el mundo. Según Morales, su Gobierno ha logrado reducir al 20% la extrema pobreza en el país y mejorar el clima financiero en general. Acentuó que el secreto de este éxito ha sido la nacionalización del capital privado. 

              "Estamos en el tiempo de los pueblos, para la búsqueda de la igualdad y dignificar a los habitantes. Los modelos económicos que concentran el capital en pocas manos provocan injusticias", ha insistido el presidente. A este respecto, recomendó a los países del mundo que nacionalicen y recuperen sus recursos naturales "porque son del pueblo y no de las transnacionales".




              200 millones de niños viven y duermen en las calles del mundo... ninguno en Cuba. Capitalismo es hambre y muerte


              Millones de niños dejan sus sueños en el pavimento; mientras los "hombres de negocios" acumulan riquezas


              Construyendo poder constituyente desde abajo



              Propiedad privada: ¿derecho o robo?



              Los seres humanos individuales vivimos en deuda permanente con la naturaleza, fuente última que nos proporciona aire, agua, comida y materiales, y con la sociedad que nos regala el lenguaje, el conocimiento y la tecnología. Todo capital sea tangible o intelectual es una obra colectiva. Nunca nadie, por mucho que trabaje, conseguirá liquidar esta deuda. No obstante aspiramos a devolver al menos una parte de ella en forma de servicios a la comunidad, de nuevos conocimientos, de construcciones que podrán servir a otros o simplemente en “tareas de mantenimiento”. El acumulador capitalista no respeta este pacto, apropiándose de bienes que no le pertenecen, estrangulando el reparto o privando a otros de su disfrute. Cuanto más acumula mayor será su delito ya que edifica su patrimonio sobre la base de no restituir las deudas contraídas. El concepto de propiedad encierra una apuesta ideológica tramposa en su interior ya que olvida, de forma consciente y premeditada, que sólo la madre Tierra (que corresponde a Dios para los creyentes) y la mente colectiva formada por todas las mujeres y hombres que han vivido, viven y vivirán son los auténticos propietarios de cuanto poseemos. Desde esta cosmovisión deberíamos hablar de “derecho de uso” y no de “derecho de propiedad” ya que este concepto carece de sentido. El futuro de la humanidad pasaría por adoptar nuevos puntos de vista sobre la propiedad, privilegiando un enfoque muy fluido, igualitario, garantista y antiacaparador del derecho de uso en detrimento de una obsoleta idea de propiedad privada, raíz de una buena parte de nuestros males.

              Entrevista a Josep Pàmies. Químicos tóxicos en la alimentación

              Entrevista a Josep Pàmies. Químicos tóxicos en la alimentación from La Caja de Pandora on Vimeo.

              www.lacajadepandora.org // cajapandora1@gmail.com

              Entrevista realizada en Balaguer - Lleida 19 enero de 2012.

              El blog de Josep Pâmies
              http://joseppamies.wordpress.com/

              Horticultor. Tiene un pequeño negocio familiar en las tierras de Lleida, España. Es conocido por su gran defensa en su país de la planta STEVIA, que en su forma natural es muy eficaz en la sanación de las personas que tienen diabetes, pero también es un potente edulcorante que usándolo en lugar del azucar blanco puede prevenir diversas patologías.

              Josep también esta en una lucha personal contra las plantas transgénicas y sus nocivos resultados dando a conocer públicamente que el uso de estos productos son perjudiciales y desenmascarando a los grandes lobees industriales que existen detrás de esta practica y que su único objetivo es ganar dinero aun que sea a costa de la salud de la gente.

              Defensor de los productos naturales para el consumo humano, nos desvela en esta entrevista una nueva maniobra de las multinacionales para engañar una vez mas a aquellas personas incautas que deciden no informarse. La TRUVIA o el engendro de la Stevia, donde tan solo un 1% es realmente Stevia pero la quieren vender como si fura pura.

              Música del vídeo de: gustavo Pol - Título / Desde Dentro www.musicadelser.com

              www.luispalacios-reporterosciudadanos.blogspot.com
              www.arel-reporterosciudadanos.blogspot.com
              www.lacajadepandora.org

              Imperialismo ecológico. El interminable saqueo de la naturaleza y de los parias del sur del mundo

              Imperialismo ecológico. El interminable saqueo de la naturaleza y de los parias del sur del mundo


              Renán Vega Cantor




              En los actuales momentos de expansión imperialista hasta el último rincón del planeta, ocurre una acelerada destrucción de los ecosistemas y una drástica reducción de la biodiversidad. Es un resultado directo de la generalización del capitalismo, de la apertura incondicional de los países a las multinacionales, de la conversión en mercancía de los productos de origen natural, de la competencia desaforada entre los países por situarse ventajosamente en el mercado exportador, de la caída de precios de las materias primas procedentes del mundo periférico, de la reprimarización de las economías, en fin, de la lógica inherente al capitalismo de acumular a costa de la destrucción de los seres humanos y de la naturaleza.
              El capitalismo es una relación profundamente desigual y el gran desarrollo productivo y la capacidad de consumo se concentran en los países centrales (Estados Unidos, la Unión Europea y Japón), donde se producen también millones de toneladas de desperdicios. No otra cosa son los automóviles, teléfonos, televisores, neveras, pilas… que, rápidamente inservibles, van a parar a la basura... y a los países pobres considerados receptáculo de las deyecciones que origina el consumo desenfrenado de los opulentos del Norte. Según el ecologista Barry Commoner, el planeta está dividido en dos:
              El hemisferio norte contiene la mayor parte de la moderna tecnosfera, sus fábricas, plantas de energía eléctrica, vehículos automóviles y plantas petroquímicas y la riqueza que la misma genera. El hemisferio sur contiene la mayor parte de la gente, casi toda desesperadamente pobre. El resultado de esta división es una dolorosa ironía global: los países pobres del sur, a pesar de estar privados de una parte equitativa de la riqueza mundial, sufren los riesgos ambientales generados por la creación de esta riqueza en el Norte [1].
              Esa dualidad no es resultado de cierta disposición divina o natural, sino que se convierte en uno de los objetivos del nuevo desorden mundial capitalista y debe considerarse en sentido estricto como una característica propia del imperialismo ecológico. Así, (…) la explotación masiva del medio ambiente en el Tercer Mundo incluye la conversión de residuos letales en mercancías, y el comercio internacional con ellos. También involucra la imposición por parte del capital de trueques de deudas por medio ambiente, la construcción de inmensos incineradores y vertederos, y muchos otros proyectos aparentemente sin sentido [2].
              Todas esas acciones son mecanismos propios de la dominación imperialista, las cuales generan resistencias por parte de los explotados y oprimidos del orbe enfrentando los crímenes ambientales que están destruyendo nuestra madre tierra y poniendo en peligro la supervivencia de nuestra especie. Para que el asunto no quede en enunciación retórica, deben precisarse las principales características del imperialismo ecológico, a fin de entender las novedosas formas asumidas por el imperialismo contemporáneo: es lo que intentamos hacer en este ensayo.

              1. Destrucción acelerada de ecosistemas en los países dominados
              La noción de ecosistemas ayuda a entender la magnitud de los problemas ambientales que hoy padecemos, en la medida en que su destrucción se constituye en la principal manifestación de la inviabilidad ambiental del modo de producción capitalista. Por ecosistemas puede entenderse a los conjuntos o escenarios en que se reproduce la vida. Un ecosistema determinado está definido por "el medio abiótico físico-químico y las manifestaciones bióticas a las que sirve de soporte: microbios y bacterias, plantas, animales"[3]. Para las sociedades los ecosistemas han sido fuentes de riqueza y bienestar, en la medida en que no solamente son ensamblajes de especies sino de "sistemas combinados de materia orgánica e inorgánica y fuerzas naturales que interactúan y se transforman". La energía que permite el funcionamiento del sistema proviene del sol, siendo dicha energía (…) absorbida y convertida en alimento por plantas y otros organismos que realizan la fotosíntesis y que se encuentran en la base misma de la cadena alimentaria. El agua es el elemento crucial que fluye a través del sistema. La cantidad de agua disponible, junto con los niveles extremos de temperatura y la luz solar que un determinado sitio recibe, determinan en lo fundamental el tipo de plantas, insectos y animales que habitan en ese lugar y la manera en que se organiza el ecosistema [4].
              Los ecosistemas reportan beneficios directos e indirectos a los seres humanos. Entre los directos se destacan la obtención de plantas y animales como alimentos y materias primas o como recursos genéticos y los indirectos toman la forma de servicios como control de la erosión, almacenamiento de agua por parte de plantas y microorganismos o la polinización por dispersión de semillas por insectos, aves y mamíferos.
              Los ecosistemas tal y como los conocemos en la actualidad han evolucionado durante millones de años y no pueden ser sustituidos ni recuperados por procedimientos tecnológicos. La desaparición de cualquier ecosistema supone eliminar posibilidades de subsistencia para los seres humanos por la sencilla razón de que "los ecosistemas hacen que la Tierra sea habitable purificando el aire y el agua, manteniendo la biodiversidad, descomponiendo y dando lugar al ciclo de nutrientes y proporcionándonos todo un abanico de funciones críticas" [5].
              En términos económicos inmediatos, el aprovechamiento de las riquezas naturales es una base de subsistencia y de empleo, sobre todo en los países del sur, puesto que la agricultura, la explotación forestal y la pesca generan uno de cada dos empleos que existen en el mundo y, además, en todo el planeta las actividades relacionadas con la madera, los productos agrícolas y el pescado son más importantes que los bienes industriales. Por esta razón, la disminución de la capacidad productiva de los ecosistemas tiene efectos devastadores sobre los seres humanos y de manera directa sobre los pobres que dependen de aquéllos para su subsistencia.
              Existen antecedentes históricos de que determinadas sociedades han colapsado por la destrucción de la riqueza natural y de los ecosistemas (como los Mayas enMesoamérica). Sin embargo, tales colapsos fueron completamente distintos a lo que está pasando en la actualidad en términos de escala y velocidad, porque antes de la emergencia del capitalismo la degradación ambiental afectó a sociedades perfectamente localizadas y fue un proceso de deterioro gradual a lo largo de varios siglos, mientras que ahora la destrucción de los ecosistemas se efectúa a un ritmo acelerado y cubre hasta el último rincón del planeta tierra.
              Los ecosistemas son dinámicos y se regeneran constantemente en forma natural, pero en la medida en que las fuerzas destructoras del capitalismo se generalizan pueden desaparecer, en razón de que cada ecosistema interactúa de manera compleja con el ambiente y la comunidad biológica que lo habita, lo cual a su vez lo hace particularmente vulnerable. Las presiones generadas por la explotación intensiva de recursos para satisfacer el consumo voraz de grupos reducidos de la población (las clases dominantes de todo el mundo), y sobre todo de los países imperialistas, destruyen los ecosistemas. Cada uno de los ecosistemas existentes ha sufrido un notable deterioro, como se constata con algunas cifras elementales: el 75% de las principales pesquerías marinas está agotado por el exceso de pesca o ha sido explotado hasta su límite biológico; la tala indiscriminada de árboles ha reducido a la mitad la cubierta forestal del mundo; el 58% de los arrecifes coralinos está amenazado por destructivas prácticas de pesca, por el turismo y por la contaminación; el 65% de los casi 1.500 millones de hectáreas de tierras de cultivo que hay en todo el mundo presenta algún nivel de degradación del suelo; y el bombeo excesivo de aguas subterráneas por parte de los grandes agricultores en todo el mundo excede las tasas naturales de reposición en por lo menos 160.000 millones de metros cúbicos por año [6].
              Está perfectamente establecido el diferente impacto de la acción de los opulentos y de los pobres sobre recursos, materiales y energía. A nivel mundial existe una geografía desigual del consumo, puesto que un habitante de un país "desarrollado" consume el doble de grano y pescado, el triple de carne, nueve veces más papel y once veces más petróleo que un habitante de un país neocolonial. Es necesario subrayar que semejante diferencia en los niveles de consumo es posible porque hay una apropiación directa de los recursos disponibles en todo el mundo para disfrute de una escasa minoría, ya que ésta no gasta solamente los recursos que encuentra en sus propios países (por el contrario, trata de preservarlos durante más tiempo, o por lo menos eso es lo que afirman de dientes para afuera). Incluso, en la mayor parte de las ocasiones el consumidor del Norte ignora de dónde proceden los materiales y la energía que consume diariamente y el impacto que su producción tiene en sus lugares de origen, como se ejemplifica con el caso de las tuberías de cobre que se usan en las grandes ciudades de los Estados Unidos:
              Un constructor de viviendas en Los Ángeles instala tuberías de cobre, pero no tiene forma de saber que ese cobre proviene de la infame mina de Ok Tedi en Papúa Nueva Guinea. Esta gigantesca mina, propiedad de un consorcio internacional, arroja diariamente 80.000 toneladas de desechos de minería sin tratar al río Ok Tedi, lo que destruye la mayor parte de su vida acuática y perturba los medios de subsistencia de la comunidad wopkaimin. La globalización implica que los propietarios eventuales de las viviendas que se benefician de las tuberías de cobre no tienen conocimiento de su nexo con la deteriorada cuenca del Ok Tedi ni cargan con sus costos ambientales [7].
              En la vida diaria, unos pocos consumen mercancías que se han originado a partir de la explotación intensiva de los ecosistemas de todo el mundo, como se ejemplifica con algunos datos elementales: (…) un ciudadano estadounidense requiere más o menos cinco hectáreas de un ecosistema productivo para mantener su consumo promedio de bienes y servicios, comparadas con menos de 0,5 hectáreas que se necesitan para sostener el consumo de un habitante de un país en desarrollo. Las emisiones per cápita anuales de CO2 ascienden a 11.000 kilogramos en los países industrializados, donde hay muchos más automóviles, industrias y electrodomésticos, comparados con menos de 3.000 kilogramos en Asia [8].
              Sin embargo, quienes más directamente dependen y viven con los ecosistemas, indígenas, campesinos y mujeres, son los que menos disfrutan los productos que allí se generan, tienen un peor nivel de vida y además se ven perjudicados en forma inmediata y directa por su destrucción. Esto es causado por la apropiación privada de los ecosistemas por parte del capitalismo, lo que da como resultado que quienes detentan más capital y dinero tengan un mayor nivel de consumo y muchas más posibilidades de beneficiarse de los bienes y servicios que originan los diversos ecosistemas. Cuando se contamina un río o una costa, reduciendo la pesca, quienes lo sufren en carne propia no son los consumidores de las engalanadas mesas del Norte, sino los pescadores y sus familias que habitan en las costas o en los ríos de los países del Sur.
              Para concluir este primer parágrafo puede decirse con plena seguridad que es imposible la existencia de las sociedades humanas sin ecosistemas, ya que éstos son en realidad "los motores productivos del planeta". En forma ineludible, (…) los ecosistemas están a nuestro alrededor: bosques, praderas, ríos, aguas costeras y profundidades marinas, islas, montañas e incluso ciudades. Cada uno entraña la solución a un desafío particular de la vida, solución ésta que se ha configurado a lo largo de los milenios; cada uno codifica enseñanzas de supervivencia y eficiencia, a medida que incontables especies compiten por luz solar, agua, nutrientes y espacio. Si se la privara de sus ecosistemas, la Tierra se parecería a las imágenes desoladas y sin vida que proyectaron desde Marte las cámaras de la NASA en 1997 [9].
              Pretender que la vida humana es posible sin los ecosistemas, tal y como afirman ciertos economistas y tecnócratas, no pasa de ser una falacia justificatoria del irracional modelo de acumulación capitalista, como si así se pudiera eludir los límites naturales existentes que cuestionan la creencia absurda en un crecimiento económico ilimitado. Sólo individuos cínicos o mentirosos, engreídos por su culto a la tecnología y al consumo ostentoso, pueden decir barbaridades que rayan en la demencia. Por ejemplo, Adrian Berryllegó a sostener que (…) contrariamente a la creencia del Club de Roma, no hay "límites al crecimiento". No hay ninguna razón por la que nuestra riqueza global, o por lo menos la riqueza de las naciones industriales, no siga creciendo indefinidamente a su promedio anual actual de un 3 o un 5%. Aunque se demuestre finalmente que los recursos de la tierra son finitos, los del Sistema Solar y los de la Gran Galaxia que lo rodea son, para todos los fines prácticos, infinitos [10].
              Tal nivel de estupidez y de arrogancia con respecto a la naturaleza es notable pero no sorprendente, porque ella hace parte de la lógica capitalista que se ha enseñoreado del mundo. Esa lógica la expresan mejor que nadie los economistas neoliberales, porque "quien crea que el crecimiento exponencial puede durar eternamente en un mundo finito, o es un loco o es un economista" [11].

              2. La acentuación del saqueo de materias primas y recursos naturales
              En los últimos años se ha acentuado la explotación de materias primas, incluyendo petróleo, recursos forestales, cobre, café, banano, minerales, metales preciosos, diamantes, a despecho de la propaganda sosteniendo que ya no son importantes esas materias primas ni los recursos naturales, porque la sociedad posindustrial -en la que supuestamente nos encontraríamos- ya no los necesita, dado que ahora lo que contaría es el conocimiento y la información [12]. Esos supuestos de la "era de la información" no tienen nada que ver con la realidad, ya que los polos dominantes en el mercado mundial capitalista siempre deben recurrir a las fuentes materiales de producción, porque para elaborar automóviles, televisores, computadores, teléfonos portátiles y todo tipo de objetos no se pueden violar las leyes físicas ni producir cosas materiales a partir de la nada. Es necesario extraer la materia y la energía de los lugares donde se encuentre, e incluso, en los casos en que se avanza en la producción de materiales sintéticos que sustituyan a determinados productos, no puede eludirse la dependencia material de otro tipo de recursos (si en la producción de determinadas partes del automóvil se prescinde del hierro y se sustituye por plásticos, eso supone la incorporación de mayores cantidades de petróleo).
              Que los recursos materiales son y seguirán siendo importantes para el capitalismo y el imperialismo ha quedado demostrado en los últimos años con las guerras y conflictos azuzados o llevados a cabo por las potencias imperialistas. Dado el agotamiento de los recursos naturales no renovables y que otros renovables, en razón de su explotación desaforada se están convirtiendo en no renovables (plantas, animales y agua), los países imperialistas compiten entre sí para usufructuar esos recursos. Los Estados Unidos, el país del mundo que más consume y despilfarra materia y fuentes de energía, ha proclamado como un asunto de seguridad nacional el control de las fuentes de petróleo y de materias primas estratégicas, y las guerras y genocidios que ha organizado en los últimos años están relacionados con la apropiación de importantes reservas de crudo [13]. Basta recordar que en el documento Santa Fe IV se sostiene que el control de los recursos naturales de América Latina no sólo es una prioridad de los Estados Unidos, sino una cuestión de seguridad nacional.
              Desde luego, esa guerra mundial por los recursos que se libra entre las potencias (pero no en sus países sino en los territorios del Sur, convertidos en campos de batalla) tiene consecuencias ambientales evidentes al aumentar la presión sobre los ecosistemas, tendencia que es una continuación de procesos típicos del capitalismo desde la Revolución Industrial, como se evidencia al recordar que entre 1770 y 1995 la tierra perdió más de un tercio de los recursos existentes, una cifra impensable en cualquier otro momento de la historia humana y que "un 70% del bosque tropical seco ha desaparecido, junto con un 60% de los bosques de la zona templada y el 45% de la selva tropical húmeda" [14].
              El saqueo de los recursos materiales y energéticos que se encuentran en los países dominados del Sur y del Este se ha institucionalizado a través del impulso a las exportaciones por la vía de los Planes de Ajuste Estructural, lo cual ha producido un regreso a las economías primarias tradicionales en muchos países del mundo. Eso explica que el culto a las exportaciones y al comercio exterior haya adquirido tanta legitimidad política y justificación teórica (reviviendo el mito de las "ventajas comparativas") y se haya convertido en parte del imaginario político y económico de las clases dominantes de los países periféricos, deseosas de regalar en forma rápida todos los recursos naturales con que cuente el territorio de un país, en aras de ser competitivos en el mercado mundial. Esta ideología exportadora -que cuenta como sus principales exponentes al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional y a la Organización Mundial de Comercio- es justificatoria del saqueo de materias primas y recursos naturales y oculta conscientemente los impactos ambientales que eso produce o, lo que es todavía peor, pretendiendo que eso beneficia los ecosistemas al dejarlos bajo la regulación del capital privado para capitalizar la naturaleza a su antojo, lo que finalmente nos beneficiará a todos. Este cinismo se encuentra detrás del discurso "verde" de todos aquellos interesados en llevarse hasta el último pedazo de selva virgen que pueda quedar en algún lugar del mundo, dejando a su paso miseria y desolación.

              3. Biopiratería y saqueo de la diversidad biológica y cultural de los países dominados
              El desarrollo de la ingeniería genética y de la biotecnología se está haciendo a partir de la base genética natural existente en los diversos ecosistemas del mundo, como las selvas húmedas tropicales, los páramos y los manglares, muchos de los cuales habían permanecido al margen del saqueo de compañías y estados imperialistas. Con los avances tecnológicos en la investigación biológica y biomédica en los laboratorios de las multinacionales -principalmente de los Estados Unidos-, esos recursos naturales gestados durante miles o millones de años pasan a convertirse en un ansiado botín mercantil de las multinacionales o los centros científicos de investigación del Norte. En este sentido, puede hablarse de un verdadero expolio de los recursos biogenéticos existentes en el Sur del mundo por parte del Norte, donde las empresas multinacionales empiezan a explotarlos comercialmente como expresión de lo que se ha denominado capital genético. Este es un capital que parte de una base natural ya existente, que debería pertenecer a los pobladores de las regiones o localidades donde se encuentra pero es apropiado en forma fraudulenta por grandes compañías, las que a partir de esa base genética desarrollan o reproducen medicamentos o productos que luego son patentados y apropiados por las compañías multinacionales. Así, la biodiversidad se ha convertido en el nuevo coto de caza del imperialismo genético, cuyo interés fundamental es apropiarse de esa riqueza. El nuevo colonialismo genético supone, desde luego, un proceso de expropiación en el que existen, en términos sociales, ganadores y perdedores. El bando de los ganadores está constituido por las grandes compañías multinacionales de la biotecnología y sus investigadores y el bando de los perdedores está formado por millones de campesinos e indígenas (expropiados de sus saberes ancestrales, de sus recursos, de sus plantas y animales) y la población pobre de los países situados en el Sur del mundo. Desde este ángulo, existe un intercambio genéticamente desigual, caracterizado por el traslado masivo y tramposo de la riqueza natural que se alberga en los trópicos hacia los países imperialistas, muy poco biodiversos y con una alta homogeneización genética[15].
              El ataque del imperialismo genético contra la biodiversidad acentúa el ecocidio contra las selvas y sus habitantes y reduce todavía más la maltrecha fuente de alimentos de la humanidad, ya que el 90% de nuestra dieta cotidiana está constituido por unas 15 especies agrícolas y 8 especies de animales. Con la Revolución Biotecnológica se acentúa la homogeneización genética de los principales cultivos, la desaparición de las variedades locales que aun existen y la imposición del latifundismo genético, impulsado por las grandes empresas multinacionales de la alimentación y los agroquímicos.
              La expropiación de las riquezas biológicas de las selvas y bosques tropicales forma parte de una nueva fase de dominación imperialista, tan rapaz y genocida como los anteriores períodos de saqueo colonialista del planeta. La expropiación genética constituye uno de los soportes del tan alabado avance de la biotecnología en los centros imperialistas, donde se consuma la reducción de los seres humanos y de todas las formas de vida a simples mercancías para valorizar grandes capitales, sin que importen los efectos perversos de esa lógica criminal y depredadora.

              4. El traslado de desechos tóxicos (nucleares y radiactivos) del Norte al Sur
              El capitalismo genera una gran cantidad de desechos tras la obsolescencia de las mercancías. Si para confeccionar productos se usan materiales tóxicos o radiactivos, como en efecto sucede con la industria microelectrónica y otras ramas de la producción industrial, es obvio que se originen desechos radioactivos. Para los países capitalistas del centro se hace imprescindible liberarse de esos desechos tóxicos y convertir su comercialización en una lucrativa industria y es "una estrategia central del Nuevo Orden Mundial, una forma intencionada de cercar tierras y recursos -el mismísimo aire que respiramos-, previamente de propiedad común, y establecer el comercio en ‘derechos de polución’" [16]. El capitalismo "descubrió" que hasta los desechos tóxicos pueden convertirse en una mercancía susceptible de ser vendida a los países más desprotegidos y miserables, y ha procedido a poner en práctica esa estrategia comercial, lo que ha dado como resultado que "prósperos empresarios" de los países imperialistas, en alianza con sus respectivos estados, estén asumiendo la tarea de envenenar el suelo, el mar y el aire de países enteros, con la consiguiente enfermedad y muerte de seres humanos y animales.
              Los Estados Unidos encabezan la lista de países que anualmente envían miles de toneladas de residuos tóxicos, encubiertos como fertilizantes, que son vertidos en las playas y tierras productivas de Bangla Desh, Haití, Somalia, Brasil, y otros países. La administración de Bill Clinton (1993-2001), por ejemplo, aceptó que las grandes corporaciones estadounidenses mezclaran cenizas de incineradores -que tienen altas concentraciones de plomo, cadmio, y mercurio- con productos agroquímicos. Este veneno químico se vende a agencias y gobiernos extranjeros que, o no sospechan de ese contenido o simplemente hacen la vista gorda [17]. El traslado de desechos tóxicos al Sur del planeta no es el resultado de imprevisiones o fruto necesario del "progreso técnico", sino que hace parte de la lógica de un explícito racismo ambiental que tiene como finalidad expresa la contaminación de seres humanos y de países considerados como inferiores. La lógica criminal del racismo ambiental se basa en el supuesto de que unos grupos humanos tienen el derecho a consumir hasta el hartazgo, sin miramientos con los que viven en condiciones infrahumanas de vida, y luego enviarles los residuos tóxicos a sus territorios. Semejante práctica genocida se sustenta en la convicción de las clases dominantes de todo el mundo de que su sola existencia es beneficiosa para el planeta, y los otros seres humanos deben resignarse a aceptar ese destino inexorable en el que sólo los ricos y opulentos tienen derecho a una vida sana y limpia. Es la típica ilusión NIMBY (Not in MyBlacyard- No en mi jardín) que concibe como posible mantener al mismo tiempo un aumento incontrolable en el consumo de productos y preservar el medio ambiente circundante en condiciones adecuadas, para lo cual no importa contaminar el jardín del vecino con tal de mantener limpio el mío.
              El traslado de residuos contaminantes a los países dominados se ha convertido en un lucrativo negocio para ciertas compañías de los países imperialistas. Aunque la mayor parte de las materias primas utilizadas en la producción de las mercancías proceden del mundo pobre y dependiente -cuando esas materias tenían un valor de uso, es decir, se podían utilizar- se convierten en basura inservible luego de que han sido utilizados por los usuarios y consumidores del Norte y por sus pocos émulos en los países del Sur. Y es en este momento cuando nuevamente se piensa en esos países pobres como receptáculo de los desperdicios que origina el consumo desenfrenado de los opulentos del Norte. Los países altamente industrializados, se encuentran literalmente inundados de desechos y productos tóxicos, tal y como sucede en los Estados Unidos. Sus ríos y lagos están tan contaminados que las grandes empresas han abierto mercados para sus "apetecidos" residuos tóxicos, como ya se hizo desde mediados de la década de 1980 cuando vertieron miles de barriles de residuos de mercurio en los ríos sudafricanos [18].
              La exportación de residuos tóxicos por parte de los Estados Unidos está estrechamente emparentada con sus estrategias políticas ante los países pobres del mundo. La destrucción ecológica, la pobreza forzada, la guerra de contrainsurgencia, la corrupción y brutalidad política y el vertido de residuos tóxicos provenientes del extranjero forman parte de la misma estrategia. El comercio de residuos tóxicos es una estrategia central del nuevo desorden mundial con la finalidad de apropiarse de las tierras y recursos de los pueblos más pobres, incluyendo el propio aire que respiramos, para establecer el comercio de derechos de polución. Pero, al mismo tiempo, es un medio de proletarizar a campesinos y aldeanos, conduciéndolos a nuevas formas de explotación del trabajo y también una manera de arrasar con los ecosistemas del Sur.
              Mientras en el Norte se hacen más fuertes las regulaciones ambientales, sus empresas y capitalistas se encargan de impulsar la contaminación en el Sur y el Este del mundo. Los Estados Unidos se oponen a la reglamentación del transporte de residuos peligrosos y también han bloqueado las propuestas de otros países encaminadas a prohibir los embarques de residuos hacia los países pobres. No es de extrañar, pues, que al mismo tiempo haya convertido a martirizados países como Haití, Guatemala, Salvador y Somalia en zonas de descarga de sus residuos industriales, una forma premeditada de envenenamiento de los países neocolonizados.

              5. El desconocimiento de la deuda ecológica que el imperialismo le debe al mundo dependiente
              Por deuda ecológica debe entenderse el no pago por parte de los países altamente industrializados de los daños causados durante varios siglos por la explotación indiscriminada de los recursos naturales destinados a la exportación, sin que se contabilizaran los impactos negativos sobre los ecosistemas y el hábitat locales. En forma más concreta se puede considerar como (…) la deuda contraída por los países industrializados del Norte con los países del Tercer Mundo a causa del saqueo de los recursos naturales, los daños ambientales y la libre utilización de espacio ambiental para depositar desechos, tales como los gases de efecto invernadero, producidos por esos países industrializados [19].
              En consecuencia, los verdaderos deudores son las clases dominantes de todo el mundo, en primer lugar las de los países colonialistas e imperialistas.
              En contra del sentido común de los tecnócratas neoliberales, de los banqueros y de los representantes del capital financiero y de las transnacionales, la noción de deuda ecológica destaca que los países del Norte le deben a los pobres del mundo por haber ocasionado un "déficit terrestre (...) provocado por el aniquilamiento de los sistemas vitales básicos del planeta debido al abuso de su aire, sus suelos, las aguas y la vegetación". La responsabilidad de este déficit recae en forma desigual para los pobres y los opulentos, en la medida en que el consumo y el nivel de vida son diferentes entre unos y otros. Por esa razón, la deuda ecológica está relacionada con el racismo ecológico, ya que quienes más soportan los efectos de la devastación ambiental son los pobres, los campesinos, los indígenas, las mujeres humildes y los trabajadores. En otros términos, para comprender la deuda ecológica es menester introducir un análisis de clase, de género y de etnia, que permita determinar la forma como los más pobres son afectados por la degradación ambiental.
              En una perspectiva histórica, durante los últimos cinco siglos los habitantes de los países imperialistas han contraído una deuda con los pobres del mundo, como resultado de una diversidad de procesos mutuamente relacionados entre los que sobresalen: la extracción de los recursos (minerales, marinos, forestales y genéticos) en los países del Sur; la consolidación de un intercambio ecológicamente desigual, como resultado del cual se exportan bienes primarios sin evaluar económicamente el impacto social y ambiental generado por su extracción o producción; el saqueo, destrucción y devastación de hombres y culturas desde la era colonial; la apropiación de conocimientos tradicionales de los pueblos indígenas sobre semillas y plantas medicinales, en los que se sustentan las modernas agroindustrias y la biotecnología; la destrucción de las mejores tierras de cultivo y de los recursos marinos para la exportación, debilitando la autosuficiencia alimentaria y la soberanía cultural de las comunidades del Sur; la contaminación de la atmósfera por parte de las naciones industrializadas debido a la excesiva emisión de gases que han afectado a la capa de ozono, provocando el efecto invernadero y desestabilizando el clima; la apropiación desproporcionada de la capacidad de absorción de dióxido de carbono que tienen los océanos y bosques del planeta; la producción de armas químicas y nucleares, cuya puesta a punto se hace con frecuencia en los países del Sur; y la venta de plaguicidas que no son usados en el Norte y el almacenamiento de desechos tóxicos en los países del Sur [20].
              Con respecto a las relaciones entre deuda externa y deuda ecológica cabe destacar dos aspectos: 1º) los precios de las exportaciones no incluyen los diversos costos sociales y ambientales, que no se contabilizan (es decir, son gratuitos) y los saberes (por ejemplo el conocimiento exportado desde América Latina sobre el manejo de determinados productos, como la papa o el maíz) tampoco se pagan. Pero al mismo tiempo las emisiones de gas carbónico que se producen a gran escala en el Norte son absorbidas gratis por la vegetación o los océanos de todo el mundo, incluyendo al Sur del planeta. Es como si los ricos del mundo se hubieran "arrogado derechos de propiedad sobre todos los sumideros de CO2, los océanos, la nueva vegetación y la atmósfera" [21]; 2º) la cancelación de la deuda externa degrada la naturaleza, puesto que para pagarla debe aumentarse la producción lo cual por lo común se hace a costa del empobrecimiento de la gente y de una mayor extorsión de la naturaleza. En la medida en que se dedican más recursos para exportación con la finalidad de pagar la deuda externa, ésta aumenta y al mismo tiempo los países pierden sus riquezas naturales. Esta es una muestra palpable de injusticia económica y ambiental, propia del sistema capitalista e imperialista. Como parte de esa injusticia, la deuda externa se sigue cobrando -y pagando, que es lo peor- cumplidamente, pero la deuda ecológica contraída por los países imperialistas nunca se menciona, como si no existiera.
              Existe una estrecha relación entre la deuda externa (financiera) que desangra a los países dependientes y la deuda ecológica (nunca reconocida por los países dominantes en el sistema mundial), debido a que las divisas destinadas al pago de los intereses y amortizaciones de la deuda externa aumentan la extracción de recursos naturales, para convertirlos en exportaciones al mercado externo con el fin de obtener dinero para seguir pagando las deudas. El costo ambiental de ese proceso se materializa en hechos como los siguientes:
              - Acelerada deforestación que destruye la biodiversidad y convierte en desiertos vastas superficies de tierras anteriormente fértiles. "Desde 1970 las áreas arboladas han disminuido de 11,4 kilómetros cuadrados por cada mil habitantes a sólo 7,3 kilómetros cuadrados".
              - La utilización de las mejores tierras de cultivo para la exportación ha forzado a los campesinos a cultivar tierras marginales. Por ejemplo, la utilización para el cultivo de laderas escarpadas, vulnerables a la erosión, ha favorecido los fatales deslizamientos de lodo que recientemente han afectado a Honduras, Nicaragua y Venezuela.
              - Incremento del uso de plaguicidas y fertilizantes químicos. Por ejemplo, la industria bananera de diversos países utiliza el plaguicida DBCP, que provoca esterilidad masculina.
              - Destrucción de los manglares para la cría del camarón, favoreciendo así las inundaciones en las zonas costeras. En Ecuador, el 70% de los manglares ha sido destruido para instalar criaderos de camarón para la exportación, afectando con ello la supervivencia de los pescadores tradicionales y aumentando las posibilidades de inundaciones provocadas por el fenómeno de El Niño.
              - Consumo excesivo de combustible, disminución del valor nutricional e incremento del uso de conservantes, provocados por el transporte de alimentos a grandes distancias.
              - Sustitución de la diversidad biológica por monocultivos y bosques artificiales. La explotación comercial de las plantaciones forestales extrae la madera y destruye el resto por considerarlo "desechos".
              - Pesca excesiva: "Las existencias mundiales de pesca están en declive, con una cuarta parte ya agotada o en vías de serlo y otro 44% explotado al límite de su continuidad biológica".
              - Destrucción de hábitats naturales y humanos como resultado de los riesgos de la extracción de petróleo. Por ejemplo, los daños provocados por la Shell en el delta del río Níger, hogar del pueblo Ogoni [22].
              Un procedimiento adecuado para sopesar la deuda ecológica contraída por los voraces consumidores de los países imperialistas y los subconsumidores del Sur consiste en comparar sus respectivas huellas ecológicas. Por huella ecológica se entiende la cantidad de "tierra cultivable, zonas de pastoreo, bosques, producción oceánica y capacidad de absorción de dióxido de carbono que es consumida por una persona promedio en un área geográfica determinada" [23]. Esa noción apunta a medir el impacto de los modelos de consumo con relación a la capacidad de carga del planeta, por lo cual se entiende el máximo de población de una determinada especie que puede sobrevivir en cierto hábitat sin provocarle daños irreversibles. En el caso de un país determinado, la huella ecológica mide la superficie biológicamente productiva que es necesaria para mantener el nivel de recursos de ese país y para absorber sus desechos:
              Cuando la huella ecológica de un país es mayor que su capacidad ecológica de carga, ese país tiene que "importar" capacidad de carga de algún otro sitio y/o consumir su capital natural a un ritmo mayor que el de la regeneración de la naturaleza. Esto se logra importando alimentos, combustible o productos forestales o agotando su provisión de recursos renovables y no renovables (por ejemplo, combustibles fósiles). También puede "exportar" desechos, como el exceso de emisiones de dióxido de carbono que su masa forestal o los océanos circundantes no pueden absorber [24].
              Se ha establecido que la huella ecológica promedio de un habitante humano en el planeta es de 7,7 hectáreas, pero que los países altamente industrializados superan con creces esa media en tanto que los países dependientes están sensiblemente por debajo de la misma. De esta forma, por ejemplo, Canadá tiene una capacidad ecológica de carga de 9,6 hectáreas per capita, mientras que en el otro extremo Bangla Desh, con una huella ecológica de sólo 0,5 hectárea per cápita dispone de una capacidad de carga de tan solo 0,3 hectárea por persona. Considerando los resultados de la huella ecológica por países se encuentra que a escala mundial el 77% de la población humana tiene una huella ecológica menor que la media, de sólo 1,02 hectárea, pero el otro 23% -los verdaderos deudores ecológicos- ocupa el 67% de la huella de toda la humanidad. Esto quiere decir que sólo un quinto de la población utiliza dos tercios de la capacidad de carga. Es esa quinta parte de deudores ricos la responsable de que la humanidad esté consumiendo un 40% más de recursos de los que pueden regenerarse sosteniblemente. Por cada persona que utiliza el triple de lo que en justicia le corresponde de la capacidad de carga del planeta, hay tres que sobreviven con sólo un tercio de lo que realmente les correspondería [25].

              6. Intercambio ecológico desigual
              Cuando se analiza la dominación imperialista suele hablarse del intercambio económico desigual expresado en la célebre formulación teórica del deterioro de los términos de intercambio, con lo que se quiere expresar que en el mercado mundial tienden a depreciarse los productos primarios y a encarecerse los bienes manufacturados. Mirada en el largo plazo esta tendencia perjudica a los países productores de materias primas. Pero sin desconocer la importancia de este intercambio desigual en términos económicos, es necesario considerar el intercambio ecológico desigual, algo poco estudiado. Por tal puede entenderse el resultado ambiental -negativo para los países dependientes- de la importación por parte de los países altamente industrializados de productos del Sur a bajos precios, que no toman en consideración el agotamiento y perennidad de tales recursos [26]. Esto sucede hoy con recursos naturales, como la madera (de la cual el Japón es uno de los primeros compradores del mundo), minerales, petróleo y especies exóticas. También debe considerarse como parte de ese intercambio ecológico desigual el envenenamiento de aguas, aire, tierras y seres humanos que se produce como resultado de la aplicación de plaguicidas en las plantaciones agrícolas de empresas imperialistas en países dependientes (como hicieron en Nicaragua las compañías bananeras). Mientras que las compañías transnacionales se llevan el producto para ser vendido y consumido en su país de origen, en las zonas productoras queda la desolación, la muerte y el veneno por todos lados.
              En pocas palabras, intercambio ecológicamente desigual "significa el hecho de exportar productos de países y regiones pobres, sin tomar en cuenta las externalidades locales provocadas por estos productos o el agotamiento de los recursos naturales, a cambio de bienes y servicios de regiones más ricas" [27]. Y lo más importante radica en que esa noción tiene implicaciones políticas, al destacar que la pobreza y la carencia de soberanía y autonomía por parte de las regiones exportadoras, debido a su condición dependiente y subordinada en el plano mundial, están en la base de ese intercambio desigual que finalmente perjudica a los pobres de dichas regiones, en virtud de la irremediable destrucción de sus ecosistemas sin que la misma sea asumida por los países imperialistas y sus empresas, que lucran con los productos que allí se generan.

              7. Violación de las aguas territoriales de los países dependientes por parte de las flotas pesqueras de las grandes potencias
              El ritmo infernal de pesca que se ha practicado durante las últimas décadas, a medida que aumenta el consumo de pescado o productos derivados en los países del Norte, ha agotado los principales bancos de peces en todo el mundo, comenzando por los mares y ríos de esos mismos países. Un buen ejemplo al respecto es el del bacalao, un producto esencial para la subsistencia de miles de pescadores artesanales en las costas canadienses de Terranova, que, por la acción de los grandes pesqueros comerciales, ha sido diezmado, terminando no sólo con el recurso sino también con los propios pescadores [28]. Como resultado del agotamiento de los bancos de peces en las aguas del Atlántico norte, grandes buques pesqueros de los países europeos, de los Estados Unidos y de Japón, incursionan en las aguas de todo el mundo para depredar literalmente todo lo que encuentran a su paso. Ahora, la pesca en alta mar está dominada por grandes barcos que operan a gran velocidad y "llevan detrás inmensos sistemas de redes que barren todo a su paso, sin tener en cuentas los cupos de peces y con una total indiferencia hacia el medio ambiente" [29]. Esto ha ocasionado la extinción de cientos de especies marinas y una drástica reducción del volumen de pesca a nivel mundial. También ha significado el empobrecimiento o la ruina de los pequeños pescadores artesanales en diversos lugares del mundo, una consecuencia dramática porque en los países de la periferia existen millones de personas cuya vida se ha desenvuelto durante cientos o decenas de años en torno a la pesca [30].

              8. Exportaciones forzadas de especies animales y vegetales
              Este comercio desigual que se hace siempre en la dirección Sur-Norte es realizado por mafias organizadas y tiene como objetivo transportar mascotas de compañía o producir mercancías exóticas a partir de partes animales (piel, marfil, dientes) para adornar a la burguesía de los países industrializados. Este comercio ilegal es tan significativo que se considera como la segunda actividad comercial subterránea, solamente superada por el comercio de estupefacientes. Anualmente circulan en forma ilegal 50 mil primates, 4 millones de aves, 350 millones de peces tropicales, de todos los cuales mueren en el viaje entre el 60 y el 80%. [31]. Para que este negocio funcione existen complejas redes de traficantes de animales, emparentadas con otras actividades como el narcotráfico, en las que participan funcionarios estatales y empresarios privados tanto de los países pobres como de los países ricos. Solo de esa forma pueden ser extraídos de la Amazonía brasileña, para señalar el caso más aberrante de expoliación imperialista, 12 millones de animales, de los cuales muy pocos llegan vivos a su destino final, puesto que sólo uno de cada diez resiste las travesías, el cambio de hábitat, la suciedad o el maltrato [32]. No es coincidencia, entonces, que en el Brasil 208 especies están seriamente amenazadas [33].
              El mercado de los animales y de las plantas exóticas está claramente definido en términos económicos y geográficos: la oferta la suministran los países tropicales y la demanda se concentra en los países industrializados. En estos últimos se presenta un consumo insostenible de fauna exótica, abastecido por países en los cuales los campesinos y los trabajadores soportan peores condiciones de existencia. En ese mercado internacional existen consumidores conspicuos que buscan ejemplares raros, pero también debe incluirse a la industria farmacéutica, que compra por ejemplo especies venenosas como arañas y serpientes para experimentar y producir nuevos medicamentos y productos.
              La Unión Europea es el principal consumidor de animales exóticos, siendo el primer importador mundial de pieles de reptil, de loros, de boas y de pitones y el segundo importador, después de los Estados Unidos, de primates y felinos. En ese mercado internacional de seres vivos España desempeña un papel significativo, por su posición geográfica que sirve de puente entre África Ecuatorial, América Latina y el sudeste asiático, con los Estados Unidos y otros lugares de Europa.

              9. A manera de conclusión: el capitalismo y la ecología son mutuamente excluyentes
              La crisis ambiental de nuestro tiempo ha sido producida por el modo de producción capitalista, debido a su carácter mercantil orientado a producir no para satisfacer necesidades sino para incrementar la ganancia individual. Este hecho aparentemente elemental que rige el funcionamiento del capitalismo constituye la base del agotamiento de los recursos naturales, expoliados a un ritmo nunca antes visto en la historia de la humanidad, al mismo tiempo que produce desechos y contaminación de manera incontrolable. Desde este punto de vista el capitalismo tiene dos características claramente antiecológicas: la pretensión de producir de manera ilimitada en un mundo donde los recursos y la energía son limitados; y originar desechos materiales que no pueden ser eliminados -cosa imposible en concordancia con las leyes físicas- y que deben ir a alguna parte, lo cual supone exportarlos a los países más pobres de la tierra. Como bien lo dice James O’Connor (…) la naturaleza es un punto de partida para el capital, pero no suele ser un punto de regreso. La naturaleza es un grifo económico y también un sumidero, pero un grifo que puede secarse y un sumidero que puede taparse. La naturaleza, como grifo, ha sido más o menos capitalizada; la naturaleza como sumidero está más o menos no capitalizada. El grifo es casi siempre propiedad privada; el sumidero suele ser propiedad común[34].
              Está absolutamente demostrado por todos los indicadores de deterioro ambiental que la ecología y el capitalismo son polos opuestos de una contradicción insalvable, puesto que el capitalismo se basa en la lógica del lucro y de la acumulación sin importar los medios que se empleen para lograrlo, ni la destrucción de recursos naturales y ecosistemas que eso conlleve. Se podría argüir en contra de esta afirmación que hoy el capitalismo tiene un discurso ecológico y preocupaciones "verdes". Desde luego que sí, pero detrás de ese discurso se esconden los grandes grupos corporativos interesados en expoliar hasta el fin al medio ambiente y de convertirlo en una mercancía muy rentable que generepingües beneficios. En otros términos, hasta la ecología y el medio ambiente se han convertido en una mercancía más, lo cual tiene implicaciones negativas sobre las mismas posibilidades de existencia y reproducción de la vida en sus más diversas manifestaciones, y esa mercancía ecológica (expresada en la retórica insulsa del pretendido "desarrollo sustentable" y el "capital verde") también se ha mundializado como resultado de la expansión imperialista de las últimas décadas.
              En esa perspectiva, pueden señalarse los tres nudos problemáticos que, en términos ambientales, ha generado el capitalismo, tal y como lo ha analizado en varias investigaciones el teólogo brasileño Leonardo Boff: el nudo de la extinción de los recursos naturales; el nudo de la sostenibilidad de la tierra; y el nudo de la injusticia social mundial. En cuanto a la extinción de los recursos naturales estamos asistiendo al más acelerado exterminio de especies de seres vivos, la peor de los últimos 65 millones de años, ya que diariamente desaparecen para siempre unas 10 especies y anualmente unas 20.000. Esta cifra adquiere relevancia si se considera que en la última gran extinción de especies desaparecían dos o tres por año. Otro de los recursos que se agota rápidamente es la tierra fértil, convertida en desierto rural o urbano, deforestada y seca. Al mismo tiempo, la sostenibilidad de la tierra está seriamente en duda ante los procesos en curso, entre los que sobresale el calentamiento global, con sus consecuencias nefastas de alteración climática en todo el orbe, aumento en el nivel de los mares, inundaciones, sequías, huracanes, etcétera, fenómenos todos que pueden llegar a alterar el equilibrio químico-físico y biológico de la tierra. En lo que respecta a la injusticia social mundial, que se manifiesta en la concentración del ingreso y la prosperidad en reducidos sectores de las elites dominantes en todo el mundo al lado de la miseria y la pobreza de millones de seres humanos, tiene una relación directa con la apropiación de recursos y energía por esa minoría opulenta [35].
              En este artículo se han descrito y analizado en forma apretada algunas de las características del imperialismo ecológico, sin que hayamos considerado todos los aspectos que pueden ser estudiados a partir del uso de dicha categoría. Simplemente, se ha pretendido demostrar la utilidad de esta noción para entender y enfrentar algunos de los problemas ambientales más álgidos de nuestro tiempo, los cuales no son resultado, ni mucho menos, de catástrofes naturales o fuerzas incontrolables, como se ha dicho tan reiteradamente durante todo el año 2005, después del tsunami en el Océano Indico en diciembre de 2004 o del huracán que asoló a Nueva Orleáns. Teniendo en cuenta los elementos expuestos, es evidente que el imperialismo ecológico tiene múltiples dimensiones, que ameritan ser consideradas, tanto para entender la voracidad del imperialismo contemporáneo como para organizar luchas de resistencia y defensa de los ecosistemas por parte de todos aquellos que sentimos que la naturaleza se ha convertido en el último coto de caza de la mercantilización ecocida del capitalismo mundial.  

              Notas
              [1] Barry Componer (1992), En paz con el planeta, Barcelona, Editorial Crítica, pág. 137. 
              [2] Mitchel Cohen "Residuos tóxicos y el Nuevo Orden Mundial", en www.rebelion.org/ecologia/040128cohen.htm
              [3] Ramón Tamanes (1983), Ecología y desarrollo. La polémica sobre los límites al crecimiento, Madrid, Alianza Editorial, pág. 147. 
              [4] "El vínculo entra la gente y los ecosistemas", en www.agrovia.com/ambiente/pdf/MAB
              [5] Ibíd. 
              [6] Ibíd.
              [7] Ibíd.
              [8] Ibíd.
              [9] Ibíd.
              10] Adrian Berry (1997), Los próximos diez mil años, Madrid, Alianza Editorial, pág. 65. 
              11] Citado en J. Riechmann (2004), Gente que no quiere viajar a Marte. Ensayos sobre ecología, ética y autolimitación, Madrid, Libros de la Catarata, pág.133. 
              12] Entre los autores que enfatizan este tipo de concepciones podemos mencionar a Jeremy Rifkin (2000), en La era del acceso. La revolución de la nueva economía, Barcelona, Editorial Paidospágs. 49 y ss.
              13] Michael T. Klare (2003), Guerras por los recursos. El futuro escenario del conflicto global, Barcelona, Ediciones Urano, pág. 23.
              14] Ibíd., págs. 37, 39.
              [15] Vandana Shiva (2001), Biopiratería. El saqueo de la naturaleza y el conocimiento, Barcelona, Editorial Icaria, pág. 90; Isabel Bermejo, "El debate acerca de las patentes biotecnológicas", en Alicia Durán y Jorge Riechmann (1997), Genes en el laboratorio y en la fábrica, Madrid, Editorial Trotta, págs. 53-70.
              [16] M. Cohen, opcit.
              [17] Ibíd.
              [18] Ibíd.
              [19] John Dillon, "Deuda ecológica. El Sur dice al Norte: ‘es hora de pagar’", en www.debtwatch.org/cat/formacio/maleti/material/de/da/dillon.pdf
              [20] Ibíd.
              [21] Joan Martínez Allier y Arcadi Olivares (2003), ¿Quién debe a quién? Deuda externa y deuda ecológica, Barcelona, Editorial Icaria, pág. 43.
              [22] J. Dillonopcit.
              [23] Ibíd.
              [24] Ibíd.
              [25] Ibíd.
              [26] Juan Martinez-Alier (1996), "De l’economie politique à l’ecologie politique", Un siècle de marxismeBilan et prospective critique, París, pág. 177.
              [27] Joan Martínez Allier (2005), El ecologismo de los pobres. Conflictos ambientales y lenguajes de valoración, Barcelona, Editorial Icaria, pág. 275.
              [28] James Petras y Henry Veltmeyer(2003), Un sistema en crisis. La dinámica del capitalismo de libre mercado, México, Editorial Lumen, págs. 171 y ss.
              [29] Ibíd, pág.183.
              [30] Joni Seager (1995), Atlas de la terre. Le coût écologique de nos modes de vie, la politique des Etats: une vision d’ensemble, París, Autrement, págs. 68-69 y 120-121.
              [31] Ibíd, págs. 80-81 y 124-125
              [32] Mario Osava, "Tráfico de animales, un negocio millonario", en web.chasque.net/informes/agosto-2001/info2001-08-15.htm; "Comercio internacional de animales y plantas", en www.!españa.es/naturaeduca/conserva_comercio.htm; "El tráfico ilegal de especies", en www.!españa.es/naturaeduca/hom_traficoespecies.htm; "Animales y plantas en peligro de extinción", en www.anbientum.com.revista/2003_04/EXTINCION_imprimir.htm
              [33] M. Osavaopcit.
              [34] James O’Connor (2001), Causas naturales. Ensayos de marxismo ecológico, México, Siglo XXI Editores, pág. 221. 
              [35]Leonardo Boff, "La contradicción capitalismo/ecología", en www.latinoamericana.org/2005/textos/castellano/Boff.htm

              Renán Vega Cantor es profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá-Colombia, y colaborador de la revista Herramienta. Este artículo fue publicado en Revista Herramienta Nº31-Buenos Aires, marzo 2006 -Boletín informativo - Red solidaria de la izquierda radical –y Ecoportal.net